Un préstamo puente es un tipo especial de crédito al que se recurre cuando hay una necesidad inmediata de financiación. Su principal singularidad es su carácter temporal, ya que se concede únicamente hasta que se formalice el préstamo definitivo, siempre y cuando el deudor asegure un ingreso futuro. Es decir, el prestatario debe ofrecer una garantía de ingresos futuros que asegure la devolución del crédito. Sin este respaldo, la entidad financiera no concederá el crédito.
Así como un puente es una construcción que nos permite salvar un accidente geográfico y llegar hasta el otro lado, el préstamo puente permite al solicitante pasar de una situación económica (necesidad de financiación inmediata) a otra (conseguir una financiación de mayor envergadura en un futuro cercano) para conseguir su objetivo (la compra de una vivienda, por ejemplo). Se trata de una financiación de corta duración que se produce entre la tramitación de dos préstamos de larga duración.
Aunque un préstamo puente se puede solicitar para proyectos empresariales, su finalidad más frecuente es la de poder adquirir una nueva vivienda sin la necesidad de vender rápidamente y en unas condiciones poco ventajosas el inmueble actual. Entre sus principales características se encuentran las siguientes:
Como veíamos en líneas anteriores, este tipo de financiación suele destinarse a la compra de una vivienda mientras la actual está en proceso de venta, por lo que en el entorno financiero es conocido también como hipoteca puente.
La ventaja de pedir un crédito puente es que se puede negociar la cuota de manera que se pague con carencia de capital, es decir, que no se amortice capital y solo se paguen los intereses. También puede negociarse una cuota especial reducida inferior a la que se abonará una vez se suscriba la hipoteca, de manera que sea cómoda para el cliente durante el tiempo en el que no se ha vendido la casa inicial.
No obstante, una vez ha transcurrido el plazo para la venta del inmueble, si no se ha producido la misma, la carencia (o en su caso la cuota especial) finalizará, pasando el crédito a ser un préstamo hipotecario convencional, con un sistema de amortización habitual. Si por el contrario se ha hecho efectiva la venta, el dinero obtenido podrá utilizarse para amortizar el importe pendiente del primer préstamo hipotecario, así como el del crédito puente.
Mientras que en los préstamos personales o hipotecas se pagan el capital (o principal) más los intereses, durante los dos o cinco años del crédito puente sus cuotas se puede abonar de tres maneras distintas:
A raíz de la crisis provocada por la burbuja inmobiliaria en nuestro país, la incertidumbre está a la orden del día en el mercado de compra-venta de viviendas. Así, aunque a simple vista cinco años parece un periodo más que suficiente para vender nuestra casa, puede que no logremos formalizar la transacción en el tiempo acordado. Aquí empiezan los problemas. Precisamente, la principal desventaja de este producto financiero aparece cuando, una vez finalizado el periodo de carencia. Así, si no hemos sido capaces de vender nuestra vivienda, tendremos que devolver el total del préstamo, es decir, el principal más los intereses.
Además, debido al doble riesgo que asumen, las entidades financieras tradicionales requieren garantían y avales que aseguren la operación. De este modo, el estudio de cada caso suele ser lento y engorroso, y solo está destinado a clientes muy concretos del banco.
Así pues, solo te recomendamos este tipo de financiación cuando no dispongas de otra alternativa y hayas comprobado que nos encontramos en un momento de crecimiento económico o estabilidad del mercado inmobiliario.
Otra opción es acudir a los préstamos personales o los créditos rápidos. En Creditea hemos diseñado la primera línea de crédito para particulares que pone a tu disposición hasta 5000 euros que podrás devolver en cómodas cuotas mensuales durante un máximo de tres años, sin comisiones de gestión, apertura o cancelación. De este modo, si lo que necesitas es una pequeña inyección de liquidez para aportar una señal en la compra de un apartamento, automóvil o para poner en marcha tu pyme, está es la forma más rápida y flexible de obtener el dinero.
Para finalizar, nuestro consejo es que sea cual sea el método de financiación que elijas te asegures siempre de que dispones de una economía saneada para hacer frente al pago de las cuotas o cualquier otra eventualidad que pueda surgir durante el período que dure el préstamo. En ningún caso es recomendable adquirir un producto financiero que no se ajuste a nuestra situación actual o futura.